El rock chabón asumió una identidad amasada durante el menemismo de los trágicos noventas. Producto socio-cultural envasado en las empobrecidos suburbios porteños, entronizó la cultura del aguante, del reviente y la rusticidad estética. Muy lejos de la poetica y la epica ricotera de la cual se presentaba como heredero. Cuando veía a Callejeros y su tribu bengalera en acción, sentía pena por esa condena al maltrato que parecían ritualizar. Poco después llegó Cromañon. Ahora que Fontanet sale libre, después de haber humillado la memoria de las víctimas, sin jamás esbozar una tibia autocrítica, un “perdón, la cagamos”, y se atribuye el aura de un mártir antisistema, refuerzo esas ideas sobre un rock que nunca pudo sacar nada bueno del dolor propio. Y si lo escucho al cantante de la Berisso igualando la dictadura con la democracia, o amenazando con meter balas a los pibes chorros, o pidiendo que paremos de luchar en la calle, termino de corroborar la imagen de un rock reaccionario y patriarcal. Don Osvaldo llenará estadios lucrando con la muerte de más de 200 personas. Eso hicieron siempre. Comercializar cierta marginalidad, postularse para rockstar en zapatillas, sobrevivir en la comedieta de una música que vende miseria. Read more
El rock chabón asumió una identidad amasada durante el menemismo de los trágicos noventas. Producto socio-cultural envasado en las empobrecidos suburbios porteños, entronizó la cultura del aguante, del reviente y la rusticidad estética. Muy lejos de la poetica y la epica ricotera de la cual se presentaba como heredero. Cuando veía a Callejeros y su tribu bengalera en acción, sentía pena por esa condena al maltrato que parecían ritualizar. Poco después llegó Cromañon. Ahora que Fontanet sale libre, después de haber humillado la memoria de las víctimas, sin jamás esbozar una tibia autocrítica, un “perdón, la cagamos”, y se atribuye el aura de un mártir antisistema, refuerzo esas ideas sobre un rock que nunca pudo sacar nada bueno del dolor propio. Y si lo escucho al cantante de la Berisso igualando la dictadura con la democracia, o amenazando con meter balas a los pibes chorros, o pidiendo que paremos de luchar en la calle, termino de corroborar la imagen de un rock reaccionario y patriarcal. Don Osvaldo llenará estadios lucrando con la muerte de más de 200 personas. Eso hicieron siempre. Comercializar cierta marginalidad, postularse para rockstar en zapatillas, sobrevivir en la comedieta de una música que vende miseria.