Hoy como ayer, los enemigos de todos los pueblos violentan nuestros territorios y nos empujan hasta la más feroz de las crisis. La crueldad es, nuevamente, la moneda corriente del sistema. Esta vez se esconden tras la niebla mediática y desde la sombra construyen un nuevo modelo de dominación. Modelo que descarta abiertamente a más del 50% de la población, que destruye, que hambrea, y que genera guerras y odio. A su paso aniquila nuestra casa común que es el planeta. Todo nuestro sufrimiento es la condición para que unos pocos se sigan enriqueciendo. Lo hacen desde las multinacionales que ultrajan nuestros suelos y desde las grandes mafias que destruyen las comunidades. Los Estados fallidos, que ellos mismos generan, no son capaces de hacerle frente por sí solos al poder fáctico de estas nuevas tropas imperiales. Pero hoy como ayer, nuevamente, los pueblos resisten y construyen la posibilidad de vencer. Se abre entonces una nueva ventana de oportunidad para conquistar otro mundo posible, y desplazar definitivamente a este sistema de muerte. Desde hace décadas el germen impaciente de nuestro pueblo viene formando herramientas de todo tipo: organizaciones campesinas, indígenas, movimientos populares y el movimiento obrero en su conjunto, todos venimos construyendo ese poder popular con el que resistimos el avance de los poderosos. Y sobre cada paso que les ganamos, construimos la alternativa. Junto a esta alternativa, los movimientos populares proponemos el armado de otra geometría de poder. Creamos y creemos en una forma de vivir que no se funda en la usura, sino en lo colectivo: la Economía Popular. Esa economía que no es como la capitalista que nos individualiza, nos explota y excluye. Al contrario es la economía de la comunidad, de la solidaridad, donde nuestros valores históricos como pueblo tienen un lugar fundamental.Nadie se salva solo, decimos. Los merenderos, las ollas, los centros comunitarios, las cooperativas, y tantas otras expresiones populares se fundan en el amor y no en el egoísmo. En el ser solidario sin esperar nada a cambio. Es una economía que pone al trabajo como eje, una economía sin explotados ni explotadores, es una economía que mira a la naturaleza no como algo a utilizar sino como parte de la comunidad, en armonía con la misma. Es una economía, como rumbo hacia otro modelo de sociedad.